domingo, 10 de junio de 2012

Lo que es, es.

Hay cosas en esta vida que son inevitables. Una discusión, una reconciliación, una pérdida de relación, un distanciamiento, un acercamiento... Nos empeñamos en forzar cosas que no deber pasar y en huir de otras que por más que corramos, nos alcanzarán tarde o temprano.
Normalmente tratamos de que lo malo no ocurra, no suceda. Tenemos miedo a una disputa, a abrir un debate, o a dar nuestra opinión porque eso creará un conflicto. Pero no siempre es así.
A menudo nos lanzamos con los ojos cerrados y a la aventura hacia aquello que creemos es lo mejor, lo positivo... creemos que así seremos más felices, nuestra vida tendrá más armonía y sonreiremos más. Pero no siempre es así.
El ser humano por naturaleza tiende a querer decidir sobre sus pasos. Tiende a querer mandar sobre lo que acontece. Tiende a querer manejar el cotarro. 
Pero nos equivocamos al hacerlo.
Una de mis maneras de ver las cosas es "Si algo está de pasar, pasa". Y pocas veces me equivoco. Entre medias puede ocurrir de todo, culpa nuestra o del propio destino que no quiere ponérnoslo fácil, pero si algo debe surgir, salir, ser... surgirá, saldrá, será.
Nos empeñamos en darle fuerza a algo que no la tiene y a quitársela a lo que sí la posee. Creemos firmemente que ese es el camino correcto y pisamos con fuerza, subimos cuestas imposibles y sudamos, sudamos como cerdos por llegar a ese lugar que creemos ideal.
Puede que no nos equivoquemos, y lo más probable es que le pongamos ese entusiasmo porque no queremos ver, por testarudos y orgullosos, que hay otro camino, plano y cuesta abajo, a la sombra, que nos lleva a una meta mejor. Pero ese camino es también más oscuro, estrecho y tenebroso, al estilo Tim Burton. Nos da miedo, y necesitamos mucho valor para enfrentarlo. 







Así que, tras mucho pensar, he decido que voy a dejarme llevar. 








No voy a preguntarme hacia dónde quiero ir. No voy a obligarme a decidir un camino. No voy a guiarme por lo que veo, si no por lo que siento. No voy a preguntarme qué espero de ese paseo. No voy a mirar que hay al final del sendero. No voy a ir contra el viento. No voy a nadar contra corriente. No voy a ser lo que no quiero. No voy a negarme a ser como quiero. 
Voy a cerrar los ojos y a dejarme influir por el resto de mis sentidos. Así es como pienso llegar a la felicidad. 
Mejoraré el tacto para, a través de mis manos, descubrir posibles espinas y averiguar la textura de cada situación. Y si no me gusta, giro 90º.
Abriré mis oidos para que, cuando me lleguen los mensajes, lleguen claros y concisos. Al tener sitio para pasar, elimino los filtros y elimino los dobles sentidos. Y si no me gusta, giro 90º.
Ampliaré mi gama de sabores, para no cerrarme ante nada y comerme el mundo las veces que haga falta. A mordiscos, a lametazos, a besos. Y si no me gusta, giro 90º.
Inspiraré más fuerte cada vez para captar cada uno de los olores que me rodean, de manera que cada vez que vuelvan a mí, me evoquen recuerdos. Recuerdos que regalan sonrisas. Y si no me gusta, giro 90º.
Y así conseguiré serme fiel al 101%. Como siempre hasta el momento.
Un secreto... de vez en cuando abriré los ojos. Hay cosas que son dignas de ver. ;)

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