viernes, 25 de mayo de 2012

Todas las canciones hablan de mí

Cuando discutimos con alguien, o cuando nos decimos verdades a la cara, siempre nos quedan cosas pendientes. Palabras que en ese instante no son apropiadas, palabras que no somos capaces de decir porque revelarían demasiados datos de nuestro interior. 
Decirlas en voz alta nos dejaría demasiado indefensos ante el mundo y por ese motivo, nos las tragamos. Nos las callamos. Nos las dejamos para nosotros, resonando como eco en nuestra cabeza, una y otra vez... 
Y cuando pensamos que ya las hemos olvidado, porque lo que condicionaban está solucionado, y llevamos a alguien de la mano o lo hemos alejado para siempre, aparece esa melodía, con esa letra, y todo junto hace que en ese momento se te encienda la bombilla. 
Todo eso que quisiste expresar y no lo hiciste por miedo y por no encontrar las palabras adecuadas.





Porque a veces los sentimientos pierden valor expresados con palabras. 







Todo eso que reventaba tu pecho, que hacía presión pero que no conseguías sacar, de repente, sale. Todo junto y a la vez. Sin sentido, ese nudo vuelve y puedes notar como desaparece con cada nota que suena en tus oídos. Con cada palabra que escuchas más atentamente que las 200 veces anteriores a ese día, ese momento que sin previo aviso te ha despejado cualquier duda que pudieras tener al respecto de eso que te quitaba el sueño por las noches.
Vas en el bus, en el tren, en el metro... Miras relajado por la ventana y ahí está, todo tu interior ordenado en un frase que te da la vida. Te siente mejor. Alguien sabe exactamente como te sientes y ha sabido sintetizarlo para que tú puedas explicárselo al mundo. 
Bonita sensación esa. No necesitar decir nada y dejar que otro lo haga por ti. Dejarle a otro el marrón de explicar tu interior. 
Lo mejor de todo es cuando la misma canción recuerda lo mismo a dos personas. Cuando suenan las primeras notas y los dos pensáis lo mismo, y no hace falta hablar, el silencio lo dice todo. Dejáis que suene, completa, sin cortarla, sin cantarla. Esa canción sois vosotros. Esa canción siempre será vuestra. No dice nada, pero es vuestra. 
A mí esa canción que estás pensando me hace recordar tu mirada, tu mirada de largas pestañas, tu mirada guiñada por el sol reflejado en mis gafas, ese banco, ese silencio, esa sonrisa, ese no decir nada y decir todo. ´
Únicos.
"Esa es, al menos, la impresión que tengo cuando escucho determinadas canciones. Dicen, palabra por palabra, todo lo que siento y que me gustaría poder decir" Carolina se enamora, Federico Moccia. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario