domingo, 16 de diciembre de 2012

Sí se puede 1/2


Es absurdo como alguien puede cambiar tu forma de ver las cosas, de verlo a él, en cuestión de días, horas, minutos, o segundos.
De días porque sabes que hoy no le miras como ayer, que ahora es diferente hasta tu forma de caminar, hablar y expresarte si esta delante. Antes no importaba si os cruzabais o no. Ahora, buscas encontrarte con él. Buscas sus guiños a modo de saludo.
De horas, porque las cuentas para que llegue, y si se retrasa no te molesta, pero no dejas de mirar hacia la puerta, intentando parecer distraída pero sin dejar de vigilarla, para que cuando aparezca, lo primero que vea sea a ti y para que cuando se vaya, esté casi obligado a darse la vuelta y despedirse.
De minutos, porque en una conversación has visto todo lo que esa persona lleva dentro. Te ha gustado y has decidido que lo quieres para ti. Porque antes sólo era uno más, pero todo eso que te ha contado, ha hecho que pases a mirarle como otra cosa. Ya no es uno, ahora es ése.
Y de segundos, porque un gesto, una palabra, un silencio en el momento preciso ha hecho que todo dé un vuelco de 180 grados. ¿Sabes esos ratos en los que te quedas sin saber qué decir, esa sensación de agobio que se tiene por encontrar tema de conversación? Pues con él no ha pasado. Con él es todo tranquilidad.
Tienes tu mundo patas arriba. No sabes a dónde vas ni de dónde vienes, no te convence, pero tienes ganas de echar a andar por este camino que llevaba ahí ya unos años pero en el que hasta hace unas semanas no habías reparado lo más mínimo. 







Él es fachada. Es duro. Es fuerte. Él impone. Tiene voz penetrante. Su cuerpo es grande. Sus ojos color mar claro. Lleva ese tipo de estética contemporánea personalizada. El pelo corto. La piel clara. Las manos firmes. Las espaldas anchas. Una sonrisa que enamora.
Él es motor. Él siente. Él se conoce. Él se critica. Él se ríe de sí mismo. Él disfruta de la vida. Él es dulce. Él es bruto. Él es (i)rresponsable. Él es consecuente. Él es un crío.
Él, que quiere ser más. Él, que lucha. Él, que te hace reír. Él, que te da sin esperar. Él, que lleva la educación por bandera. Él, culto. Él, inteligente. Él, buena persona. Él, vergonzoso. Él, tímido. Él, comprometido. Él, defensor. 







No ha habido presentaciones formales, ni siquiera primera cita. No ha habido un detonante como tal. No ha existido nadie que te impulsara. No era una opción a contemplar el empezar a sentirte a sí por él, precisamente por él. Han sido  ese conjunto de circunstancias que componen a una persona las que han hecho que esa noche no sea una más. Que ahora todo haya adquirido un matiz distinto es sólo cosa del tiempo, que ha decidido que éste es tu momento para intentar lanzarte al vacío y ver qué pasa, que nunca se sabe, porque no serías la primera que tiene delante la oportunidad de su vida y no la ve hasta que la ha perdido. Pero tú aún puedes conseguirlo

No hay comentarios:

Publicar un comentario