¿Cuál es la vuestra?
La mía, después de muchas caídas, muchos tortazos contra la pared y muchas decepciones, es ser feliz.
Ser feliz yo, pensar primero en mí y después, también. Porque lamentablemente nadie más lo hará.
Muchas veces dejamos de hacer algo porque creemos que podemos dañar a alguien con nuestros actos, nos quedamos con las ganas, y luego resulta que nos hacen daño a nosotros. Ellos han ido por sus caminos sin pensar a quién molestaban, han sido felices y no han pensado en compartir su felicidad con nadie. Han mirado por ellos mismos y tienen lo que quieren.
Ahora piensa: tú, que no haces más que mirar a tu alrededor y de pretender que todos se pinten una sonrisa en la cara, has dejado de dibujar la tuya para que las del resto no se borren. Te auto-engañas fingiendo que eso es lo tuyo, hacer feliz a los demás, pero no. Si no lo estás tú, todo esto que pasa a nuestro alrededor a los que solemos llamar vida, no vale de nada, pierde todo su sentido.
No estoy hablando de ser egoísta, que algo también hay. Estoy hablando de sernos fieles a nosotros mismo y a nuestros sentimientos y sensaciones de cada momento. A no dejar de hacer lo que deseamos por guardar luto a alguien que no conoce el significado de la palabra respeto.
No es cuestión de arrasar por la vida con nuestros ideales y convicciones, cegados por el ego, el orgullo y la soberbia. Es cuestión de que si nos apetece ser malos, lo seamos. Si nos apetece ser buenos, lo seamos. Y si nos apetece perder la cabeza, la perdamos.
Que no pensemos en el después ni en los de después. Ni en los de antes.
Vivir cada minuto al máximo y no frenarnos por nada.
No podemos dejar de ser nosotros mismos por lo que los demás puedan pensar, porque luego suelen ser ellos los que actúan de esa manera tan horrible que nos han criticado.
No podemos dejar de disfrutar y darnos caprichitos por esa estupidez a la que llamamos posesión. Nadie pertenece a nadie. Y si dos no discuten si uno no quieren, dos no se ríen si uno no quiere, por "reír de es de dos..." (8).
Coge al vuelo las oportunidades que se re crucen de ser feliz y enseñar diente, lengua y garganta. Riendo, besando y mordiendo. Todo junto y a la vez.
Exprime cada momento de esos frente a frente, de miradas a 2 cm, de respiraciones acompasadas, de labios cercanos, de manos entrelazadas, de silencios eternos, de vida en un vaso de chupito, de intensidad irrefrenable. Disfrútalos y vívelos. Jamás dudes de nada que te venga del corazón, de la barriga, de dentro.
Es sencillo, toca volverse loco, liarse la manta a la cabeza y vivir. Mucho, rápido o lento, pero mucho.
Un carpe diem a lo bestia. Un carpe diem de sexo, drogas y rock&roll.
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