No se me olvida las veces que lo intentaste y no te dejé.
No se me olvida cómo me mirabas y cómo me molestaba que lo hicieras.
No se me olvida cómo me hiciste sentir aquel manojo de dudas.
No se me olvida todo lo que me enseñaste a hacer.
No se me olvidan tus clases y directrices para llegar más tarde a casa.
No se me olvidan tus consejos que no aconsejaban.
No se me olvida como siempre estabas ahí para mí.
No se me olvida cómo jugabas con las cremalleras de mi abrigo.
No se me olvidan tus palabras escritas rápido en un papel. Tan rápido y tan a lo loco como las sentías.
No se me olvidan tus mensajes de madrugada y llenos de incongruencias.
No se me olvida mi paseo del sofá a la ventana para verte pasar.
No se me olvida el salto que pegaba cada vez que reconocía tu motor.
No se me olvida la cantidad de veces que nos llamábamos sin decirnos nada.
No se me olvidan las marcas que hay en las farolas y paredes de nuestra plaza.
No se me olvida tu cara de "no ocurre nada" ni tus ojos de "estoy roto por dentro".
No se me olvida tu sonrisa cuando me escuchabas hablar.
No se me olvidan los paseos infinitos cogidos de la cintura en los que no dejaba de hablar y tú no me dejabas de escuchar.
No se me olvidan tus maneras de explicarte.

No se me olvida nuestra manera de rompernos.
No se me olvida mi manera de hacerte daño.
No se me olvidan tus cartas pidiendo ayuda sin pedirla.
No se me olvida como te ayudabas a ti mismo, a tu tan peculiar manera.
No se me olvidan tus recuerdos.
No se me olvida tu manera de atacarme buscando reprimenda.
No se me olvida tu manera de consolarme
No se me olvidan las veces que nos quedábamos callados.
No se me olvidan las veces que metí la pata.
No se me olvidan tus reproches que no tenían excusa por mi parte.
No se me olvida todo lo que me pediste y no te di, no porque no quisiera, si no porque no sabía.
No se me olvida la de veces que quisimos intentarlo de nuevo, pero todas a destiempo.
No se me olvida nuestra historia.
Y sé que a ti tampoco. No porque quieras volver atrás y retomar lo que un día dejamos, si no porque te duele demasiado sólo pensar en todo aquello.
Culpable? Yo, que no estaba en el momento adecuado en el lugar adecuado.
Culpable? El tiempo, que no ha sabido cruzarnos a tiempo.
Culpable? Tu prisa, que te hizo correr tanto que me quedé atrás.
Culpable? El mal viento, que se interpuso entre nosotros y se empeñó en separarnos y lo consiguió.
"Ese fue el error más grande que he cometido. Me arrepiento muchísimo". Son palabras tuyas, no mías, y por supuesto no me las dijiste a mí. Si después de todo pensamos igual, no alcanzo a comprender porque no somos capaces de expresarlo en voz alta con el otro enfrente.
Tiempos distintos para vidas distintas en momentos distintos.
No te estoy diciendo que fuera a salir bien. Ni siquiera te estoy diciendo que quiero que salga.
En realidad nunca te he dicho nada. Mea culpa otra vez. Pero siempre hay una primera no? Pues aquí la tienes.
Confesiones a destiempo que no buscan penitencia. Sólo salir de dónde estaban escondidas para por fin darle una oportunidad de ser almacenadas en el lugar que las corresponde: el primer cajoncito de mi corazón.
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